Los heridos continuaban siendo atendidos ayer. / AFP


Kabul se encontraba ayer en alerta máxima, un día después del atentado que dejó más de 100 muertos y 200 heridos, mientras aumentaba el enfado de la población tras el segundo ataque en una semana.

La presidencia decretó “una jornada de duelo nacional” ayer, y este día se declararon inhábiles para que Kabul pueda “ocuparse de los heridos”.

Pero la capital afgana se replegó de forma espontánea y ayer reinaba una inusual calma para un día laborable.

El tráfico era muy fluido en comparación con los atascos habituales y las aceras estaban vacías.

En cambio, se reforzó la cantidad de policías en los puestos de control. “Donde normalmente hay dos policías haciendo guardia en la entrada de mi calle, esta mañana son siete”, contó una joven a la AFP.

La zona del atentado y un amplio perímetro a su alrededor seguían totalmente acordonados.

El último balance divulgado el ayer por el ministro del Interior elevó a 103 el número de muertos y a 235 el número de heridos. Las anteriores cifras disponibles hablaban de 95 muertos y 191 heridos.

Por desgracia, numerosos heridos fallecieron tras haber llegado al hospital y el número de mártires alcanza ya los 103 muertos y 235 heridos”, declaró Barmak en una conferencia de prensa.

La explosión de una ambulancia bomba el sábado en Kabul, reivindicada por los talibanes, también sembró pánico y terror en un barrio muy concurrido que se supone es de los mejor protegidos de la capital afgana.

Esa zona de Kabul es sede de numerosas instituciones, entre ellas el Ministerio del Interior, una delegación de la Unión Europea, el centro de secundaria de chicas Malalai, la oficina del Alto Consejo para la Paz y de las embajadas de India y Suecia.

Según una alerta de seguridad emitida ayer, el grupo Estado Islámico –quien reivindicó la autoría del atentado contra la sede de la oenegé Save the Children del miércoles– planificaba atacar supermercados y tiendas ubicados en Kabul frecuentados por extranjeros.

El presidente estadounidense, Donald Trump, pidió una “acción decisiva” contra los talibanes.